TEMA 1: “FUERA DEL CÍRCULO
DE TIZA”
Artemio Ríos Rivera
No había cumplido los tres años
de edad. Mi padre trabajaba en la Junta local de Caminos. Probablemente estaba
ocupado en la construcción de la carretera que une la capital del estado con la
ciudad de Huatusco, pasando por el puente de Los Pescados hasta llegar al
pueblo de Totutla. Era un hombre al que le gustaba caminar, caminaba mucho,
imagino que en esos tiempos no había suficientes medios de transporte y
ahorraba dinero caminando. Atravesaba cerros, arroyos y sembradíos durante
horas y horas para desplazarse del trabajo a la casa, para ir y regresar al
centro de la ciudad.
En el camino pepenaba lo que encontraba.
Siempre que llegaba a casa se soltaba la algarabía para mirar lo que había
encontrado en el camino: un tlacuache para los tamales, un armadillo para
hacerlo de adobo, una culebra para asar, un racimo de plátanos, unas naranjas,
algún pedazo de tronco que serviría después como banco o base de una lámpara,
ciertas yerbas para comer o preparar una infusión
Realmente viví poco tiempo con él. Para
entonces ya se habían separado mis padres. Los recuerdos que tengo de mi
progenitor no están asociados con la presencia de mi madre, sino con su
ausencia, pero no de una separación dolorosa. Más bien con su inexistencia
porque a esa edad no me preocupaba de su paradero. Ella se fue de la casa con
mi hermana cuatro años mayor, yo me quedé en el hogar de mi predecesor. Ése fue
el acuerdo que tuvieron.
No recuerdo cómo, pero en el
poco tiempo que estuve con papá había otra mujer en casa, la que fue su compañera
hasta que él murió. Vivíamos por la loma de la salida a Briones, muy cerca del
campo. En la parte alta de la loma, a un costado de la escuela primaria, vivía
mi abuela. Nosotros teníamos nuestra casa en la parte baja, en una falda de lo
que entonces era una pequeña barranca.
Por
las tardes me gustaba esperar la llegada de mi padre, pero no lo hacía abajo
sino en la loma, en la banquetita que estaba junto a la puerta de la tienda que
también era la casa de mi abuela. Le rogaba para que me fiara un vaso de tepache
y un plátano que, cuando me daba, rebanaba a la mitad por lo largo y le ponía
chile en polvo. No siempre se conmovía la abuela. Entonces, con plátano o sin
él, me tiraba en la banqueta, subiendo los pies contra la pared y cantando
canciones que ya han desaparecido de mi memoria.
La imagen que tengo de mi padre
es la de un hombre joven, moreno, delgado, con un sombrero de palma en la
cabeza, un bigote negro recortado como su cabello. Me parece que era alegre
aunque no estoy seguro, en todo caso no era un hombre triste ni amargado. Creo
que eventualmente me cargaba o abrazaba, pero tampoco estoy muy seguro de eso.
Sin embargo, hay dos momentos que vienen a mi mente con nitidez.
El primero era de noche, ya muy avanzada,
lloraba yo desconsoladamente porque me dolía un diente. De la penumbra
alumbrada por una vela salió mi padre en calzoncillos y me cargó. Sentí su
pecho cálido en el mío, yo también dormía sin piyama ni playera. Me estuvo
consolando hasta que mitigó el dolor y volví a caer dormido. No tengo ningún
otro recuerdo de ese dolor de muelas.
La segunda evocación tiene que
ver también con dolencias y bálsamos. Era la tarde y jugaba hincado sobre la
cama, creo que era un catre de costales, de esos que se usan en tierra
caliente. Me recuerdo riendo a carcajadas. De repente caí de la cama y en mi
frente se marcó una corcholata que estaba en el piso con la parte filosa hacia
arriba. Sangré ligeramente. Lloraba adolorido cuando mi padre me tomó en sus
brazos para consolarme. Tenía una camisa clara, húmeda de su transpiración, me
estuvo mirando un buen rato hasta que pasó el dolor y volví a sonreír.
También me recuerdo alguna vez
recostado en las piernas de su esposa, quien espulgaba piojos en mi cabeza,
revisaba mi oído o quizá simplemente me acariciaba. Imagino que ella era muy
joven y todavía no tenía hijos. Seguramente su instinto maternal y su amor por
mi padre se transferían a un niño que no era suyo.
No había pasado mucho tiempo
cuando mi madre me secuestró. Mi padre tomó una decisión a mi parecer
inteligente: no buscó recuperar a su hijo. Me parece terrible la imagen del
círculo de tiza, un cuento de Brecht, en el que dos mujeres reclaman la
maternidad de una niña y tienen que tirar, cada una, de uno de los brazos de la
pequeña, y quien la saque del círculo hacia sí misma será reconocida por el
juez como la madre legítima. La verdadera madre no jala, suelta a su hija para
no lastimarla, prefiere perderla que hacerle daño. Algo similar a la bíblica
decisión del Rey Salomón: partir un hijo en dos para dar la mitad a cada uno de
los padres, justamente lo que les corresponde ni más ni menos.
No conozco los motivos de mi padre para no
correr en una lucha fratricida y encarnizada detrás de su hijo. Tal vez era
comodidad. Nunca hablamos de eso, pero se lo agradezco profundamente. Creo que
fue la mejor decisión.
1
Tomado
del libro Cuentos a seis manos de Angélica González Macías, Artemio Ríos
Rivera y Marta Elena Nava Tablada. De la colección Libros del rincón.
GUIÓN TUTORIAL
TEMA 1: “Fuera del círculo de tiza”
Autor: Artemio Ríos Rivera
ANTES:
Antes
de iniciar la lectura del texto: “Fuera
del círculo de tiza”, partir de
preguntas orientadas a la exploración de conocimientos previos a partir del
título. (Por ejemplo: ¿Qué es tiza?, ¿quiénes y para qué fines usan tiza?, ¿por
qué posibles razones este texto se llama “Fuera del círculo de Tiza”?)
DURANTE:
Previamente
organizar al grupo en equipos de dos binas o parejas.
1.-
Invitar a los alumnos a emprender una lectura en silencio (pp. inicia en la
parte inferior de p. 7, sigue en la 8 y 9 ) [Recordarles que es importante
subrayar, marcar, sombrear, etc. etc.]
2.-
Pedir que respondan por escrito y de manera individual a la pregunta (Página 9) ”Tú también escribe lo que entendiste”.
3.-
Instruir a las binas (parejas) a que lean y comenten sus respuestas a la
pregunta anterior( Después advertir al grupo que hay diferencias en las
impresiones de lectura, y, por consecuencia, se requiere una relectura).
4.-
Invitar a una relectura en voz alta, párrafo por párrafo, (preferentemente por
varios alumnos) que implique la siguiente secuencia:
5.- Enumerar los párrafos.
6.- Leer en voz alta el primer párrafo; detener la lectura al concluir
dicho párrafo.
7.- Releer el mismo párrafo en silencio.
8.- Ordenar que cada quien escriba en el margen derecho (o bien en
hoja aparte) una nota personal que responda a la pregunta: “¿De qué trata?” el párrafo leído.
9.- Continuar de la misma manera con los siguientes 10 párrafos.
10.-
Escribir, con base a las notas de cada párrafo, una “Versión preliminar” del
texto completo. (Esta actividad requiere la lectura y comentario del último
párrafo de la página 10 de la Guía).
11.-
Instruir a que lean, analicen, revisen las “Versiones preliminares” del
compañero de bina o pareja.
12.-
Solicitar a todos los alumnos a que escriban de manera individual sus
respuestas a las preguntas de la Guía ( pp. 12 y 13).
13.-
Inducir a que intercambien puntos de vista (puede ser primero a nivel de bina y
luego a nivel de todo el grupo) en torno a las preguntas respondidas en paso
anterior.
14.-
Escribir, cada quien de manera individual, una “Versión final” con base en las
experiencias obtenidas en todo el proceso. Coevaluar sus versiones a nivel de bina o
pareja.
15.-
Armar una exposición de “Versiones Finales”.
DESPUÉS:
Solicitar
que cada quien escriba un texto que responda a la pregunta: ¿Qué pasos seguí para comprender el texto “Fuera del círculo de tiza”?
Solicitar
que lean, analicen y apoyen a su pareja
con su texto ¿Qué pasos seguí…?
*Lee,piensa,decide
y aprende.Español.Primera fase.(2012)Guía del alumno.Subsecretaría de Educación Básica.SEP
http://humbertocueva.wordpress.com
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