POESIA "COLOSIO PARA SIEMPRE"

COLOSIO PARA SIEMPRE
Gisela Arriaga


¿Por qué la muerte del cordero? CORO AGUDO
¿Por qué la sangre derramada? CORO MEDIO
¿Dónde los sueños? CORO GRAVE
¿Dónde la comunión de la esperanza? TODOS

Amaneció nublado el día de hoy,
un poco de luz pasa entre las nubes, (SMM)
y apenas deja ver un cilo más azul,
a lo lejos una enorme cruz de concreto.

Arriba dos papalotes con tu nombre se deslizan
suavemente,
mientras miles de abrazos,
de voces, (SMF1)
te reciben,
te dan la bienvenida,
como siempre,
¿lo recuerdas?

En la esquina
una niña aprisona una canastita llena de (SMF2)
pétalos de flores y espera verte pasar,
como siempre los volcará sobre tu cabeza
y caerán sobre tu rostro.

Estarás bien al cruzar el puente,
no habrá arenas movedizas, (CG)
ni desolación etérea.

El verdadero reino,
no es éste de egoísmos y ambiciones, (CA)
que te arrancó sueños y pestañas.
¿Te das cuenta?

El verdadero reino es ahora tu morada, (SMM)
luz intensa,

tarde interminable,
gaviotas en la playa, (SMF)
marea que sube y baja.

Ahora ya lo sabes. (UNA SOLISTA)

¿Por qué se nos escapa la vida? (CA)
La pregunta. (CM)
¿Por qué duró tan poco el sueño? (CG)
El misterio. (CM)

¿Por qué ese dolor tan hondo que nos pone
frente a una noche eternamente desolada? (SMM)

¿Qué es la muerte sino una hacha gigantesca
que trunca y desgarra sueños? (SMF)

¿Qué es la muerte sino un llanto desgarrado, días que ya (SOLISTA GRAVE)
no te esperan, amaneceres atrapado en las orillas de ese
féretro gris que te aprisiona?

Y es inútil gritar,
pedir respuestas. (CMM)
Son los designios, dirán,
nunca sabremos qué distancia separa el cielo de la tierra. (SMF)
Manadas de silencio nos persiguen
mientras tú te reconcilias lentamente con la tierra.

"Quiero un México más justo", dijiste.
"Por un México más democrático", moriste,
y las palabras de los otros suenan huecas,
sin sentido.
¿Cómo creer de nuevo?

¿Valió la pena el sacrificio?
¿Servirá de algo la sangre derramada?
¿Por qué la muerte del cordero?

Roncas campanas anuncian tu llegada y
cientos de palomas en vuelos circulares te reciben,
te dan la bienvenida.

Hoy es el día del reencuentro,
lo sabes,
y lo saben las constelaciones nunca vistas,
las hojas del otoño y el invierno de Vivaldi.
Lo saben también los volcanes,
las rosas, las orquídeas,
la luna y el crepúsculo,
el mar y las estrellas.

Lo saben los que emigran,
los que gritan,
los que claman por justicia.

Lo saben la lluvia,
los pájaros,
las abejas,
las arañas,
las bugambilias moradas,
y las pequeñas madreselvas perfumadas.

Lo saben el viento y los sepulcros,
la tarde somnolienta,
los pinos y los cactus de tu tierra.

Lo saben los que estuvieron contigo,
los pequeños y los grandes.
Lo saben todos.

Todos los que no pelearon por tu muerte,
todos los que no lucharon por quedarse con el trono,
todos los que nunca quisieron que tu sueño terminara
aprisionado entre las piedras de una tierra
sin memoria.

Leerás las miles de cartas
que escribieron los que creyeron en ti
y en tu promesa de un México nuevo.

Responderás una, a una.
Lo sabemos.

Hoy tu cuerpo todo se derrumba,
se apagó el reloj de tu existencia,
los párpados de la noche por fin se cierran
y un silencio gris lo inunda todo,
empieza para ti la eterna noche de la vida.

Para nosotros, todos los recuerdos,
las palabras, los mensajes, las canciones en tu nombre,
y la pregunta que no nos abandona:
¿Por qué la muerte del cordero?,
¿por qué este silencio tan cruel,
tan absurdo?
¿Por qué esta obscura soledad marina?

Estarán contentos los culpables de tu muerte,
para ellos habrá fiesta,
apagaron tu voz,
detuvieron con las balas la luz
de tu conciencia;
pero no mataron la semilla de esperanza,
tu mensaje está intacto en la memoria.

Flores perfumadas se abren lentamente
para guardar tu dulce sueño eterno,
el sueño de todos los que no comen mariposas,
ni encienden fuegos,
ni venden su coniencia.

El sueño de todos los que aún creen
en el amor como la única salida.

México, D.F. 28 de marzo de 1994.